12 de junio de 2011

Una historia del pasado


Tengo una historia pendiente que contar desde hace mucho tiempo, lo que pasa es que contar esta historia tiende a ahogarme un poco, pero el viernes alguién en la misma situación se me paró enfrente y me preguntó que hice yo. No me toco mas que decirle la verdad, no hice nada, solo me volví loca. Hace muchos años, una mañana de febrero fue la última vez que vi a mi padre, después supe que lo mataron el mismo día que lo intentaron secuestrar y que todo lo que pasamos fue por eso de los tristes motivadores del mundo: dinero y poder.
No cuento muy a menudo esta historia, porque no me ha dado todavía la paz interior que se merece, no me tengo pena al respecto, pero es imposible que no se te quiebre el ánimo cuando empiezo a relatar lo que fueron esos días, y no solo eso, lo que son los días después, lo que la vida se vuelve, lo que pierdes la fe en el mundo, en las personas, en Él. Nunca entenderé porque sucedió, porque me toco, porque se me rompió un pedazo de la vida, pero se que hoy aun hoy, veinte años después, mi caso es tan vigente como los dos millones de desaparecidos del mundo, siempre hay una guerra en algún lugar, o un loco que quiere mandar a toda costa o petróleo e intereses de Estados Unidos o Europa que proteger, narcotráfico, adicciones, proxenetas, pederastas encubiertos por la iglesia, e hijos de puta que no tienen otra cosa que hacer que meterse donde no les importa; así que siempre hay desaparecidos, yo lo cite alguna vez, nos encanta el sufrimiento, lo único que me quedo es no permitírmelo, por eso escogí la locura, o tal vez ella me escogió  a mi, pero  lo que si estoy segura, es que esta historia por mas que marco mi pasado, nunca, nunca marcará mi futuro.