25 de enero de 2013

Un Corazón Perturbado


Acabo de leer una historia y solo el final se me queda pegado en la conciencia: la paz está en tu corazón a pesar de que afuera arda Troya. Claro esta es mi versión, y me imagino que todos tenemos una versión de algo que sabemos intuitivamente, yo tengo está. Hoy no tengo paz, no quiero sonar cursi, pero tengo el corazón perturbado,  debo profundamente admitir que hay algo en el que no cuadra, que no me deja en paz… me grita, me deja fría, pero sobre todo no me permite concentrarme.
Uno debe instintivamente saber quién es, lamentablemente toda la bulla externa te lo va arrancando, mira los niños, dicen exactamente lo que piensan pero somos los adultos los que interpretamos inadecuadamente lo que dicen. Nacemos pensando que somos hermosos, bellos y únicos, pero la escuela, los padres, otros, las tías inconscientes, o todos aquellos que dicen querernos hacer un bien desinteresadamente,  no saben en profundidad lo que es ser bello, único o hermoso, porque igual que no lo están haciendo a nosotros alguien se los hizo a ellos: imponer un concepto. La belleza es un tema que no me apetece discutir, pero que tal el de único. ¿Qué oímos desde que nacemos? Se parece a su papá, hay que lindo los ojos de la abuela, pero si es idéntico a su hermano, mejor no sigo porque  se llenaría este espacio de las mil y una forma de hacerte sentir otro pero no tú, y allí la diatriba ¿Qué es tu? Tú es un yo dicho desde el otro lado, y para que exista tú, nosotros o ellos, debe haber un yo, creo que por eso es el primero en la lista de pronombres, bastante interesante esa lista: yo, tu, el, ella, nosotros, vosotros y las variantes de España o América, cada cual un poco distinta de la otra pero no cambia esta esencia: antes de existir otros debemos existir nosotros, igual es la paz, si no existe adentro mucho menos afuera. Debo encontrarla entonces, pero es un oxímoron, solo puedo buscar afuera algo que está adentro, no lo puedo hacer empezando adentro, mejor afuera para ver si algo permea el adentro, porque hoy, no hay ni adentro ni afuera, y adentro no tengo jurisdicción, tal vez afuera pueda más. En esa línea ordeno cuartos, refrigeradora, escritorio, armarios y tiro almanaques, sabanas, juguetes, osos, reprimendas, cartas, chocolates, odios, cursis, chasises, filigranas….que no me dan espacio, solo recuerdos incongruentes con esta búsqueda de paz, ordenar no me llena, hoy no ha sonrisas que valgan, manitas que sostengan, ni siquiera ojitos azules que me devuelvan, esta condenable necedad de mi alma de seguir sintiendo cada uno de los golpes que se me han dado. Se dice que los seres humanos cuando más golpes reciben son mejores, más fuertes, duros e insensibles, se hacen como es la vida. Pero en mi el antídoto no funciona y me estoy muriendo poco a poco cuando recuerdo cada cachetada, cada improperio, falta de respeto y abuso. No lo hago siempre pero el corazón tiene sus reglas, como necesito concentrarme me pidió que buscará que le falta, que no está en hoy, no se palpa en hoy, si no que desmajado y desmoronado está en ayer; como los tiempos verbales, yo estoy en pasado acusativo primera persona del plural (conste que sé que no existe este tiempo verbal, lo invento, por si las dudas).Plural porque si solo existiera el singular probablemente no existiría el yo de hoy, pero  yo hoy es producto de ese desmadejado ellos, y él que me trajo una naranja cuando me ve llorar, me recuerda que la paz y el amor sabe a naranja ¿y el suyo?

18 de enero de 2013

Humo en blanco y negro


Hay hábitos, malos lo sé, pero que cuando de vez en cuando los retomas regresas en el tiempo a los años que lo único que sostenían los días era el humo y el café, las letras, la tertulia y esos amigos que compartían a Silvio y Mises, juntos mezclados con vodka y cerveza añeja. Vivaldi me acompaña esta mañana que el frio que nos avecina abre la puerta para que los ruidos que me recuerdan porque amo las letras me corroe hasta los huesos. Escribir es mi arte, el porqué de mi existencia. En blanco y negro todo el huracán mental se asienta y deja flotar hasta arriba mi mejor lado, mi mejor parte, mi todo yo. Cuando quiero ser escuchada el teclado es mi mejor aliado y la pasión fluye como las lluvias del mes que naci en este país que me consterna hasta los huesos. La vida se me encaja en los oídos como notas disolventes y el extremo de la bulla no permite que hable como cuando estoy en esta hermosa sinapsis en que le robo el tiempo a lo cotidiano, al trabajo. En algún momento de la vida pensé que lo idílico sucedía al lado del Ganges, o el Éufrates, pero esta oficina con un escritorio de segunda y una taza de café desechable puede parecérsele, solo es cuestión de Vivaldi, soledad y teclado, humo puede o no estar no se ha vuelto tan indispensable aun que hoy sea el disparador. Los seres humanos estamos llenos de necesidades, lo han estudiado, las he estudiado, las he enseñado, puede ser que hasta las predico, pero mi necesidad es esta, cuando no está presente en mi vida, me sumo en la oscuridad profunda de las reflexiones espirales, sin rumbo o sentido, el mismo idioma le da sentido a la comisura de los pensamientos que insistentemente se apean de mis neuronas para montarse en el papel.
Las buenas historias solo son esos, historias, lo mío es otra cosa, es el crescendo de la Primavera, el staccato de Otoño, o la bola de adrenalina de Florencia en mis venas que grita el nombre que nadie me dice mas que yo. Desnudarse no es cuestión de ropa, es cuestión de letras, grandes, mayores, pequeñas, mayúsculas y sustantivos que atesoran el acervo que no puede quitársele más que dando una vuelta por el www.rae.es; la vida se antoja y se dibuja como un buen Dios la puesta de sol que no veré hoy.  Así que otro instante de humo para seguir con vida, guardados en momentos de otros, remozados con cal de olvido que solo recuerda la huella que pasa del tiempo y no tus huellas en el barro.
Viejos caballos rojos que esperaban en la repisa de las inconsistencias y hoy se desbocan, se anudan en mi garganta mientras grito con todo el aire de mis pulmones, mientras  me susurra a mi oído lo inaudito, lo proscrito de ser esta supernova que se niega a morir.  Adagios en descomposición muertes de nueronas y las almendras del destino golpeando cada nota con ademan de caballero, siempre está allí esperando a que se le abra la puerta para salir con toda la inmensidad de capa, cada enzima en su tiempo, pernocta en la osadía de ser, de estar y brillar con la luz fluorescente de las pantallas de plasma. Lo idílico tiene número y calle, azul en las paredes y anaranjado en las cornisas, se construye con sueldos que sostienen el día y la electricidad mientras el hombre que quiere una cotización no responde con la celeridad esperada, y el banco no realiza la transacción que espero.

16 de enero de 2013

Manos sucias



Lidiar conmigo misma es una de las tareas más difíciles que con mucha crueldad me impongo. No hablo del examen exhaustivo al que siempre me someto, sino de esta oleada que me ahoga. No hay a quien dirigirle la mirada acusadora porque esta situación de vida en la que me encuentro ha sido total y absolutamente mi decisión. La ventana de mi estudio da una pequeña enredadera que ha decidido crecer a pesar de que constantemente la podo y no quiero que asfixie mi collar de la reina, pero allí sigue, crece, y lo más increíble está dando frutos, unas moras grandes, jugosas que los pájaros encantados se atiborran de ellas. Y la sensación sigue, no me deja, ayer un pequeño atisbo me recorrió  de esa sensación, es como hundirse, caer y saber que estas rodeada de porquería, suciedad y no es el camino que tienes que tomar. Caminar por Guatemala en el centro es un atentado, las calles son sucias, llenas de orines, la gente no comprende que las banquetas son para peatones no para ventas o para no dar paso, sorteas de todo tipo de cosas, ebrios, suciedad, pedazos de tubos mal cortados de viejas señales, anuncios tirados, vendedores de baratijas, pero lo peor esa suciedad, suciedad y más suciedad, la gente tira la basura al suelo, barre la casa para afuera ¿no se dan cuenta que igual la suciedad afuera afecta adentro? Cada vez que alguien entra lleva consigo la suciedad que acaban de barrera para afuera, es irónico, cada quien solo limpiando su pedazo ensucia mas todo. Yo escogí este país, así es, yo escogí regresar a este lugar sucio, lleno de niñas violadas, lleno de gente que no quiere pensar porque se sume en el alcohol o la negación,  no hay más, fui yo quien tomo un avión de regreso y al entrar al aeropuerto la Aurora, pensé en la ironía del nombre del lugar: un nuevo comienzo de algo, belleza y la bebida por supuesto; Guatemala es difícil de beber, o de a veces respirar, por donde veas está sucio, congreso, ministerios, calles, entidades, bancos, no importa, lo externo es un reflejo de nuestra alma. Y por ello me cuesta tanto navegar en esta oleada,  porque limpiar este lugar es difícil cuando es tan difícil limpiarnos las manos.