10 de septiembre de 2012

Una dosis de relatividad con un poco de creatividad


(Llevo escribiendo este articulo para un propósito, pero es tan buena la idea que no quiero que se pierda)


No quiero hacer política, pero no me eximo de estar informada de estos primeros meses de trabajo de nuestro presidente y su equipo de trabajo, es ahora cuando los medios de comunicación estarán en el análisis de que nos han dejado estos meses o que falta por trabajar o en que han metido la pata constantemente, y sé que uno de los temas que estará presente constantemente será el problema de la crisis económica, la inflación proyectada del 4.5% o en jerga chapina: “ya no alcanza para nada”; existe en el hablar cotidiano del guatemalteco la percepción constante de que no hay dinero, de que no nos va bien, que estamos en crisis, o que todo cada día está peor, me he preguntado muchas veces si esa percepción es real o es parte de nuestra forma de aplastarnos el ánimo constantemente. Un amigo que trabaja en branding dice que la percepción es la realidad,  así que acuñe una frase en los años de asesorar: “deme el dato duro”, esa frase quiere procesar en una forma muy concreta que para cada afirmación que se hace debe ponerle estadísticas y datos concretos que respalden esa percepción que existe, para nada iluminado, simplemente porque si cambio mi percepción, cambio mi realidad. Esos datos duros me cuentan otra historia: Guatemala es un país que mueve más de $.46.9 millardos de dólares[1]; la CEPAL[2] anuncia que creceremos en un 3.5% y  las pequeñas, medianas y micro empresas de Guatemala están en desarrollo solo el PRONACOM[3], cuenta con más de 37 proyectos aprobados que impulsan el desarrollo en áreas tan distintas como la fruticultura, arveja china, melocotón, cacao y otras formas de hacer negocios que son rentables y fructíferas para el país. Entonces ¿es la realidad nuestra percepción? Sin hacer caso omiso a todos los otros datos que no dejan de ser reales, especialmente los de pobreza y desnutrición, existen ambigüedades en nuestra forma de consumo, la desnutrición en Guatemala según datos de UNICEF y el ICEFI (Instituto de Centroamericano de Estudios Fiscales) es un problema que afecta a cerca de un millón 300 mil niños[4], pero según la SIT, en Guatemala hay 17 millones 571 mil 895 teléfonos móviles[5] es decir más celulares que personas; ¿más celulares que niños con hambre? (sin hacer alusión a Arjona) y eso que no entro de lleno  a las estadísticas de importación de autos de lujo y artículos suntuarios, como perfumes, maquillaje y ropa. Perplejidad. Grotesca, inmensa y sobre todo reflexiva, se acuerdan la caricatura de Mafalda en la que está con un gran signo de interrogación, esa es mi imagen mental de  la realidad en Guatemala: ¡¿?!, esta  nuestra realidad que entiendo y examino en sus problemas de la cotidianidad nos presenta una cosa y nosotros vivimos diciendo otra: que no tenemos dinero para hacer eso que queremos, que no nos alcanza para nada, que todo sube, que no se puede vivir, una serie constante de no, no, no, no, no, no hay. Ahora la realidad grita otra cosa, la verdad es que la percepción de lo que pasa en el día a día es distinta a la realidad. Hay dinero y recursos no distribuidos para todos igual pero los hay y debemos encontrar el cómo distribuirlos y dirigirlos hacia nuestros negocios y nuestras arcas, hacerlo y pronto, así que la mejor forma de lograr eso es con creatividad, rompiendo los esquemas tradicionales de lo que hacemos, generando ideas nuevas de negocios que nadie haga, no con prejuicios, sino con inclusión de todos. Cuando realizamos una observación cualitativa de los días de supermercados esos jueves de ofertas, o martes de verduras, o de las ventas de rebaja, mercados, tenemos lugares que siempre están llenos, o donde siempre consumimos, o donde siempre hay gente, no te pares un viernes en los cines porque las colas pueden llegar a ser de más de dos horas.
Debo regresar a mi hipótesis original, ¿por qué nos sentimos tan mal o porque recortamos gastos, o porque no invertimos, porque no generamos más ventas? vaya por Dios, ¿por qué no crecemos?  Hay negocios que les va muy bien y otros que los ves cerrar, y la pregunta gira alrededor de: ¿no será que nos creemos victimas del entorno?, incapaces de tomar las riendas de nuestro negocio y echamos la culpa de todo al medio ambiente, a la economía mundial, a la crisis del medio oriente, a que los guatemaltecos no compran a que no son innovadores, ¿será cierto? Porque siguen existiendo los negocios que funcionan, los emprendedores que arrancan con una oficinita prestada y ahora son los que arriendan oficinas. He visto en el transcurso de los últimos 5 años gente que recurre a ideas originales para hacer crecer sus negocios, puedes darte una vuelta por los blogs o los sitios de internet y he viso tiendas como la Monja Blanca anunciarse en internet y cooperativas en Sololá mejorar la técnicas de hilado para producir textiles de calidad que se venden en todo el mundo, cosechas para biodiesel y empresas multinacionales exportar el mejor tomate Guatemalteco a toda Europa, así como diseñadores guatemaltecos convertir en gloriosas creaciones lo que otros han despreciado; pero sobre todo he visto aquellos que progresan dejarse inspirar y buscar caminos alternos, abrir la menta a ideas nuevas y buscar con fuerza, mucha disciplina y fuera de estereotipos modelos de negocios rentables para la necesidades infinitas del mercado en Guatemala. La propuesta en concreto nace del pensamiento lateral o de impacto, las mejores ideas, las ideas revolucionarias, aquellas que logran cambiar el rumbo de nuestra vida nacen de una colisión, dos ideas divergentes, aparentemente de ámbitos sin relación explosionan, por una conexión neuronal o al azar las pones juntas y wow creaste la imprenta, o las gasolineras con restaurantes o las chequeras ahorro, no importa lo que sea tomaste ideas de mundos alternos divergentes, del conocimiento de diversos campos de acción que se hacen una colisión explosiva. La mente humana tiene la capacidad de transmitir a 362 kilómetros por hora, y  hay tantas cosas para poder explosionar, lo que pasa a nuestro alrededor, música, arte, jóvenes, cultura, el mercado, las etnias, problemas sociales, interraciales, películas, teatro, gobierno, gente interesante, mentes poderosas, y por supuesto los libros.
Uno de los trabajos que realizo con más pasión es el apoyo a jóvenes que tienen nuevas ideas, me emociono de ver como ellos entienden conceptos muy complejos de una forma que a mí nunca se me hubiese ocurrido, estos jóvenes han integrado a su quehacer cotidiano la tecnología, anuncian sus negocios en internet, parten aguas como primeros en sus familias de graduarse, de tener una profesión universitaria y al mismo tiempo de sentirse profundamente orgullosos de sus orígenes, con esa mezcla han creado una nueva visión de lo que son, no tienen miedo, se atreven, los llena una energía de emprender maravillosa, de convertirse en algo diferente, y se caen, no lo duden, se caen, pero cuando están allí abajo, dicen algo que me sorprende, del polvo se aprende, de caerse solo para arriba, y lo hacen con una sonrisa. Creo que esa frase trillada: “Guatemala es un país de oportunidades y posibilidades” se ha dicho hasta el cansancio, pero no se extiende en toda su extensión hasta que nos embullamos en ella. No es pararte enfrente del mar, observar lo que pasa y mojarte la punta de los pies, es desnudarte completamente y lanzarte de clavado, montar la ola que te lleva a lo que quieres hacer. La propuesta para salir de este atolladero para estos  empresarios que sudan todos los días las planillas, el negocio, el pago de renta, tiene cinco silabas: cre-a-ti-vi-dad, para plantear modelos de negocios que sean rentables pero que produzcan ignición en los guatemaltecos, que no aburran, que nos saquen de lo normal, eso atreverse a ser diferente, marcarlo con una claridad que ciega, crear sensaciones visuales, auditivas, sensoriales para que el consumidor constantemente se encuentre vinculado a nuestros productos, con un método específico. La creatividad debe ir respaldada por un proceso que pruebe nuestras ideas acerca de cómo acercar nuestros productos a la masa crítica de consumidores, las empresas en búsqueda de ideas para sacar adelante su negocios, las buscan en sus clientes, en sus consumidores, así como en los que todavía no les consumen; se hacen una serie de preguntas básicas: ¿Cómo consume nuestro producto? ¿Por qué lo consume? ¿Cuándo lo consume? ¿Para qué lo consume? Tenemos que saber todo lo posible de las razones por las cuales nuestro cliente utiliza nuestro producto y dárselo de la forma que lo necesita, el ejemplo más claro de este fenómeno son los populinos o las presentaciones pequeñas de cloro, jabón, o champú, se acercaron al consumidor y le preguntaron porque no usaba un producto que sabían querían, y la respuesta para Latinoamérica fue hacer un tamaño accesible a la masa crítica. Pero miremos los anuncios que hay por doquier, aunque dicen los estudiosos que no los miramos ya porque son demasiados, pero no conocen al consumidor, solo para hacerle una pregunta: ¿ha visto algún anuncio de bebidas carbonatadas donde el personaje principal sea una persona de una etnia maya? ¿o realmente es necesario que constantemente nos enseñen modelos rubios y de ojos azules, cuando el 65% de la población en Guatemala tenemos piel más café con leche? Y  ese cuento de “aspiracional” ya no llama la atención, aburre, o harta.  Moraleja del asunto, conozca a su consumidor, conozca que oye, que piensa, que siente, que ve, porque cada día más los consumidores son más inteligentes, poseen más información y sobre todo cambian, cambian de hábitos, costumbres, algunas quedan, otras las prueban, y por supuesto el precio influye, pero no puedes engañar a tu consumidor, no si lo quieres mantener y tener con él una relación a largo plazo. No te enfrentes a las tendencias, conócelas, búscales el espacio donde tú producto cabe y súbete en la ola ofreciéndole un valor agregado para que siempre, siempre ese consumidor, regrese a ti.






[1] http://www.google.com.gt/publicdata/explore?ds=d5bncppjof8f9_&met_y=ny_gdp_mktp_cd&idim=country:GTM&dl=es&hl=es&q=pib+guatemala
[2] http://www.elperiodico.com.gt/es/20110714/economia/198125/
[3] http://www.pronacom.org/web/index.php?option=com_content&task=view&id=110&Itemid=119
[4] http://www.prensalibre.com/noticias/Desnutricion-afecta-millon-menores-Guatemala-video_3_541775820.html
[5]Paola Hurtado,  http://www.elperiodico.com.gt/es/20110410//193903

Del cielo o los sueños

8:08 es mi hora y a pesar de que el escritorio grita papeles, los niños no se han bañado y el mundo sigue girando es mi hora de sentirme. Es hora de verme en el espejo más duro que tengo, los años que han pasado y los sueños que tengo en botes de caracoles, o borradores. Mi oficina es una amalgama de colores, cosas que solo yo entiendo y conozco, las cosas llenan todos los espacios, el suelo, el techo, las ventanas,  cada rincón que tengo se me trasluce como el alma. Se me acerca Alberto y me dice si quiero un pedacito de cielo, casi le creo, pero era un cementerio, mi pedazo de cielo está en otro lado, el cual trato que no se me escape por las manos, el cual intento que a pesar de los años, el tiempo y los embates de la vida siga intacto. Sigo pensando que no es vital la mañana pero lo es, especialmente en diciembre cuando el paso del sol se me atora en el quicio de la reja. Hoy entiendo el hambre, las ganas y los deseos que no puedo satisfacer, lo que se me duerme en el paso del tiempo.
Vivir nunca ha sido complicado, lo complicado es pensar o vivir plenamente. J me pregunta que hay más allá de la vida, se la respuesta: sueños. Más allá de la vida, cuando llegamos a esa otra dimensión que queremos bautizar como cielo, están el como hicimos nuestros sueños, como construimos las imágenes que están profundamente vinculadas a nosotros, así que me dedico a hacer mi cielo. Lo que haces todos los días, los momentos que tendrán replay, o esos otros que seguirán una y otra vez, como un disco rayado en tu mente, serán aquellos que valiera la pena recordar. Tengo una lista interminable de cosas maravillosas: las manos suaves y pequeñas, las mañanas de panqueques, el sol de las 5:00 en invierno, la lluvia pertinaz un domingo, el olor de tierra mojada, las plantas, el ronroneo de Adrián, el hocico mojado de Bigotes, el título, las escamas, los libros, cuadros, pinturas, el sol verde de S, y el chocolate, son solo algunas de las miles de maravillas que yo sé una y otra vez programaré en mis sueños.