18 de septiembre de 2011

Resaca electoral

No quiero perderme esta idea obsesiva que lleva como el agua persiguiendo al comisura de mi pensamiento, escribir siempre será la panacea para este deterioro constantes de mi cuerpo que ya raya en las mil  y una noches pero de placeres insatisfechos. Abro la hoja del periódico cuando sé que serán las ultimas veces que lo recibiré y mas lo leo, para encontrarme con mi clase de héroe los que hablan de otros pero solo de los muertos, de los vivos es mas complejo, siempre hay recriminaciones, los muertos solo nos pueden dar una que otra asustadita o recordarnos que están muertos enviando cartas del mas allá, pero no tienden a ser un problema, los vivos esos me preocupan, así como las elecciones de mi país, el narcotráfico y esas cosas que tienen soluciones mas fáciles que esta constante monotonía que tiende a abigarrarse en el espacio de dos neuronas que no quieren funcionar.
La marea de ideas ha sido tan grande que me quedo sin palabras, de verdad estas malditas elecciones me dejaron mareada, tanto que no podía escribir nada, entre los que querían convencerme , entre la contaminación de mi casa, mi carro, las calles, la prensa y hasta el correo, ha sido una subida que produce vomitar a un carrusel de payasos, como esas películas chinas negras que hay siempre un súper guerrero que mata a todo y es implacable, serio y no siente ninguna emoción, así me sentía yo en este mar de publicidad vacía, barata y sobre todo fea, porque no me dejaran mentir, eso de ver cada arruga, verruga y pliegue de hombres feos no es el mejor aliciente para que algo del ambiente te ayude a escribir, claro sin contar que en estas épocas electorales como que a todo el mundo se le olvida que hay que seguir pagando, eso, así que llevo meses sin esas sencilla cosa que tantos problemas mundanos me produce que es el dinero, y todo lo que implica, hacer números siempre, poner aquí, para quitar de allá, darle vuelta acá, para perdona hoy no, disculpa la próxima semana, y etcétera, etcétera. Pero siempre hay algo que me salva de esta terrible resaca, a veces es el tomo de edición especial  que mi buena amiga Ana me trajo de Chile, de Neruda o Lacan, en una versión confitada de sus treinta años sin el, o como todos los días la hermosa sonrisa verde de S y la mirada lila de J, esos son alicientes para seguir en esta jodida, cabrona y nefasta vida de Guatemala, que después de elegir a lo peor, insiste en darnos estocadas de muerte con lo que viene peor las alianzas políticas. Que basura, no existe palabra en mi diccionario personal mas fuerte que carroña y por mas que vilipendiemos o que nos suba la presión o que digamos, la pregunta que me deja seca la garganta es ¿y ahora qué?